Miguel Ángel Corona ha roto su silencio tras su salida del Valencia CF. El ya exdirector deportivo che fue presentado este viernes como nuevo responsable del área de fútbol del Panathinaikos, donde expuso con claridad su hoja de ruta: reconstrucción, modernización y ambición. Un discurso contundente… que contrasta con la discreta evolución del proyecto valencianista durante sus años en Mestalla.

Corona explicó que en Atenas ya trabaja “en la reconstrucción del departamento de scouting de una manera más moderna y funcional” y aseguró que su misión será “encontrar el equilibrio adecuado” entre gestión deportiva, sostenibilidad financiera y competitividad. Un plan ambicioso que, según dijo, encaja con sus expectativas profesionales: “Era imposible decir que no a un proyecto así”. Unas palabras que seguro le suenan al aficionado valencianista

Sin embargo, cuando se le preguntó por el Valencia, optó por pasar página rápida: “No es momento de hablar del Valencia. Fue una época fantástica”. Eludió cualquier valoración sobre una etapa marcada por limitaciones económicas, mercados de fichajes muy pobres y una plantilla cada vez más debilitada, factores que —en buena parte— también estuvieron bajo su responsabilidad directa.

Corona insistió en que está “acostumbrado a trabajar bajo presión” y que su objetivo en el Panathinaikos será construir un equipo competitivo con vistas a 2027, cuando el club se mude a su nuevo estadio, un discurso muy parecido al de Ron Gourlay en el Valencia. Curiosamente, habló de planificación a largo plazo, algo que en Valencia nunca terminó de consolidarse pese a sus casi seis años dentro del área deportiva: «Llevo aquí unos días. Queremos reconstruir nuestro departamento de fútbol. En el fútbol, ​​es difícil pedir tiempo. Tenemos partidos todas las semanas. Estamos aquí para asegurarnos de que el equipo alcance su mejor nivel en 2027, cuando se mude al nuevo estadio»

También justificó su salida apelando al desgaste: “Cinco o seis años en el Valencia eran muchos, demasiados”. Una afirmación que deja entrever cansancio personal, pero que evita cualquier reflexión profunda sobre los problemas estructurales que no consiguió resolver durante su mandato: «Era el proyecto, el plan, la ambición de todos. Cinco o seis años en el Valencia eran muchos, demasiados. El plan que seguimos era muy ambicioso, muy atractivo para un profesional como yo, con tanta pasión. Sentí que quería dar el siguiente paso. Este es un gran club, con millones de aficionados y grandes ambiciones. Era imposible rechazarlo»