Aimar Blázquez, delantero del filial de 19 años, atraviesa un momento delicado y su descontento es evidente. El joven ariete no está satisfecho con las oportunidades que está recibiendo en el Valencia Mestalla a las órdenes de Miguel Ángel Angulo. Aunque ha participado en 12 de los 14 partidos disputados esta temporada, solo ha sido titular en cinco y acumula un único gol, cifras que han generado inquietud tanto en él como en su entorno más cercano.
El jugador siente que, tras su irrupción la pasada campaña, su papel actual en el filial está por debajo de las expectativas. Esa sensación de estancamiento provoca nerviosismo alrededor de su figura, especialmente porque existen intereses de equipos que presionan al futbolista y a su entorno.

Su contrato expira en 2027, aunque el Valencia lo tiene bien atado: el club dispone de una cláusula de ampliación automática de dos años si el futbolista pasa a la dinámica del primer equipo, sin necesidad de contar con ficha profesional.
La apuesta del club por Blázquez quedó reflejada este verano. Ante la demora en la llegada de delanteros durante el mercado, Carlos Corberán decidió darle la oportunidad de debutar con el primer equipo a una de las grandes promesas de Paterna. Nacido en 2006 y con 1,94 metros, el delantero firmó 23 goles en 20 partidos con el Juvenil A en División de Honor, convirtiéndose en el máximo goleador nacional de la temporada 2024/25. Su debut con el Valencia llegó en el minuto 70 del amistoso ante el Borussia Mönchengladbach, sustituyendo a Hugo Duro.
En el filial, sin embargo, le han pedido calma y que espere su momento. Sus números actuales no acompañan, y esa falta de impacto está condicionando sus minutos. Aun así, el futbolista considera que necesita un impulso mayor para seguir creciendo.
El Valencia, por ahora, solo valoraría una posible salida en forma de cesión a un club de Segunda División, siempre que el jugador acumule continuidad y retome la confianza que lo convirtió en uno de los talentos más prometedores de Paterna.