El derbi en el Puchades se decidió en el último suspiro, cuando Marcano culminó el dominio del Valencia con un gol en el 94 que premió el esfuerzo de un equipo mucho más insistente que su rival. Las locales llevaron el peso del juego y mostraron mayor ambición desde el inicio.
Aunque la primera mitad estuvo marcada por la igualdad y el orden defensivo, el Valencia fue encontrando vías de ataque, especialmente por la banda derecha, donde M. Martí generó constante peligro. Antes del descanso ya habían logrado encerrar al Villarreal, obligándolo a defenderse con muchos efectivos.
En la reanudación, las blanquinegras intensificaron su control del partido con llegadas continuas, disparos y una presión alta que desbordó al conjunto amarillo. Tras varios intentos frustrados, el empuje final encontró recompensa en el tiempo añadido, certificando una victoria trabajada y merecida.