Durante la tarde del 26 de febrero se ha notificado que el club abrió un expediente disciplinario a 15 aficionados de la Grada Joven de Animación. Según la versión oficial, los motivos de la expulsión se deben a cánticos que incitan a la violencia, una bochornosa acción que no debe permitirse en Mestalla, campo centenario y respetuoso, pues los 45.000 aficionados que llenan el estadio jornada tras jornada no son en absoluto representados por esta intolerante minoría.

Esta expulsión es correcta y bien ejercida, pero la aparición de algunos testimonios silenciados por los engranajes de la gestión de Lim evidencian otras causas que van más allá de esta aparente acción de justicia de la que Meriton busca vanagloriarse. En primer lugar, el club ha ejecutado la operación de identificación y expulsión ahora, en la semana que se recibe en casa al Real Madrid, creando más ruido sobre el «tema Vinicius» y favoreciendo una ficción impuesta por esos caciques que mueven los hilos desde la capital de que la afición del Valencia CF es racista, pues insulta hasta a su inocente, comprometido y empático primer accionista, milonga absorbida por Meriton para beneficio propio y que ya usaba Anil Murthy durante su reinado.

De hecho, el ex-presidente del club, al ver las protestas que se generaban desde el sector de animación, quiso silenciarlas a través de la formación de una nueva grada de animación con la que se mantiene un pacto de mutuo acuerdo, pues se les permite entrar al estadio si se limitan a animar y no a protestar, y todos contentos. Muchos aficionados que han seguido manifestándose de forma pacífica y respetuosa hacia el club se han visto señalados por una parte de este sector, además de agentes de seguridad que les han confiscado las pancartas a valencianistas e incluso se les ha denegando el acceso a Mestalla por años, simplemente por mantener una postura crítica, pues Meriton ve en ello una gran amenaza a remediar sea como sea.

Imagen: www.valenciacf.com